sábado, 21 de diciembre de 2013

El almeriense es “asín”


La intranquilidad ciudadana por la posible desaparición de la conexión aérea Almería-Sevilla es una más. Estamos acostumbrados, en esta tierra, a pelear por mantener lo que tenemos, de tener que reivindicar que no nos quiten, en lugar de que nos den. Todas nuestra fuerzas se van en el “que me quede como estoy” como mal menor, en lugar de luchar por avanzar y conseguir mejoras. Y eso que aportar, aportamos como el que más al presupuesto común.

Ha pasado siempre. No ya con el robo de la denominación Costa del Sol, que era nuestra, sino con multitud de infraestructuras, servicios o vías de comunicación. El tren del puerto quedó en vía muerta y con él la posibilidad de relanzar unos muelles que no sólo buques sino, también, perdieron sus paseantes de aquella ilusión del proyecto Puerto-Ciudad. ¿Y la autovía A-92 que aún no ha llegado al término municipal de la capital?. O el AVE, cuyas vías trazan su cremallera por muchos kilómetros de la provincia y, aún, no saben si estarán en servicio para el 2018, 2019 ó 2020… Menudo pitorreo.

La línea de ferrocarril Guadix-Almendricos, que unía la comarca del Almanzora con Andalucía y el Levante español, nos la birlaron tras una Nochevieja de resaca socialista. Aquel vetusto tren expreso nocturno con Madrid, que cumplía un servicio público fundamental en las familias con menos recursos, no ha vuelto a arrancar de la vía uno y los parientes que decían adiós sobre al andén han desaparecido de la faz de la estación. Una estación, maravillosa, que se cae a pedazos en lugar de ser disfrutada por todos. A nadie le importa.

Lo dicho; gracias a la inutilidad de nuestros políticos y, porqué no decirlo, al carácter bonachón y conformista del almeriense cada contienda que, de tarde en tarde, sale en los periódicos es por mantener lo que tenemos y no por obtener nuevos servicios, mayores inversiones.

La lista de agravios, si repasamos la prensa de la segunda mitad del siglo XX, es interminable. A los ya mencionados podríamos añadir el caso de El Corte Inglés, el cachondeo del soterramiento o el hospital Materno-Infantil, en cuyo solar sembrado de migas de hormigón corretean las lagartijas, se pudre la basura y se mueren de risa los cimientos. Si cada padre o madre que lleva a su hijo malito a Torrecárdenas le diera un puntapié –virtualmente, claro- en el culo al responsable de que aquello esté como está, ya tendríamos el hospital infantil funcionando desde hace años. Un ilustre delegado de la Junta definió hace años a la perfección la apatía local: “el almeriense es “asín”.  Tenía razón; mientras no le quiten las tapicas y el solecico, todo va bien. Aunque estemos en la misma pelea social que nuestros antepasados del siglo XIX.

martes, 26 de noviembre de 2013

Operación “mesa de camilla”

Las películas americanas han hecho mucho daño. Malvado imperialismo... Por eso, cuando un organismo oficial y tan serio como la Junta de Andalucía lanza un comunicado informando que la policía de Susana ha desmantelado una organización de juego ilegal, las escenas del séptimo arte te vienen a la cabeza. Te imaginas lo que el cine nos mal enseña: agentes pertrechados de chalecos antibalas y gafas de visión nocturna, pistola en mano, asaltando a gritos un garito donde jugadores de naipes con sus humeantes cigarrillos en la boca manejan billetes de cien dólares; donde chicas rubias de bote posan semidesnudas con un vaso ancho de licor amarillento en la mano que, a buen seguro, no beben porque les sería imposible mantener el equilibrio en el filillo de la silla donde se posan como buitres, mientras un tipo gordo suda, fuma, bebe y juega compulsivamente a las cartas. Y en el centro, una gran mesa de madera de roble, bajo una lámpara encendida y ennegrecida por la nicotina, llena de cartas, billetes y pagarés al portador. La gran pantalla tiene esas cosas.

Así, mientras El Ejido lloraba por la destructiva granizada que provocó decenas de millones de euros en pérdidas, entre hortalizas aún sin recolectar e infraestructuras agrarias desplomadas, un listo de la Junta ordenaba emitir una nota de prensa diciendo que, en ese municipio, la policía andaluza había detenido a ocho amigos que jugaban a las cartas.

Muy apropiado el día y el tema; más aún cuando la nota de prensa recogía que cada “delincuente” tenía sobre la mesa una media de 150 euros. Y, para rizar más el rizo de lo increíble, se adjuntaba una foto del lugar del “crimen”: Una mesita de camilla redondita y modesta rodeada de sillitas, donde sólo se echaba de menos a una abuela sentada con su enagua, un cafelico con leche y los cartoncicos del bingo casero. Eso sí; horas después de la tormenta de granizo que cayó sobre El Ejido, para la web de la Junta no había pasado nada, porque nada decía, mientras los medios se hacían eco de la exitosa operación policial contra los  de la mesa de camilla por obra y arte del comunicado oficial.

Sí, los sujetos habrán infringido la ley del juego, pero este asunto no deja de ser una respuesta propagandística a otro afán recaudatorio del gobierno. No tiene suficiente con freírnos a impuestos que, también, lanza una nota para avisar a quienes siguen repartiendo la baraja sin pasar por la caja autonómica. Pero, ojo, no es mucho más grave que lo que hace Hacienda del Ayuntamiento de Almería con sus contribuyentes: te manda a la policía local a tu casa para entregarte en mano el reclamo con recargo del pico aún por pagar de una tasa injusta y arbitraria.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Aceiteras rellenables


Mi amigo David Uclés no ha tardado ni dos segundos en subir la noticia al “Facebook”, ya que tratándose de un asunto agroalimentario a él no se le escapa ni una; además, pretende –como buen maestro- que todos compartamos sus lecturas. Así que en entre conocidos que salían retratados bajo nubes negras o etiquetaban videos de la granizada del Poniente, he podido saber que el Consejo de Ministros prohibirá que los hosteleros rellenen las aceiteras. Sí, ésas toqueteadas por mil manos que le ponen en el bar cuando le sirven la tostadica mañanera o la ensalada del primer plato del menú a cinco euros. Ésas botellas que llevan la etiqueta “virgen extra” o “picual del desierto” o “selección gourmet”, pero cuyo cuello ha sido violado mil veces por un embudo y su interior ultrajado por un líquido dorado, al que venden como aceite del bueno.

 La medida del gobierno no nos va a sacar de la crisis, pero sí evitará algún dolor de estómago. No tuvimos bastante con el aceite de colza desnaturalizado (aquel cuyo bichito se caía al suelo y se moría, según el ministro de Sanidad de la época), para que cuatro taberneros jueguen con la salud de los consumidores por ganar cuatro perras. No obstante, quienes acostumbran a comer, tapear o desayunar en bares y cafeterías ya saben donde dan gato por liebre, mantequilla del Lidl por Lorenzana o, mejor dicho, aguachirri refinado por aceite de oliva.

La hostelería, en general, necesita una regulación estricta y unos controles de la Administración muy exhaustivos. Por mucho que se quejen los profesionales de la hostelería, mientras en el sector haya gente que no lo es, ni quiere serlo, los consumidores y las autoridades tendremos que ir con la mosca detrás de la oreja. En Almería, por poner un ejemplo, queda mucho por hacer y, sí, aunque seamos los reyes de las tapas, en materias como el control sanitario, limpieza o manipulado de alimentos nos falta camino por recorrer. Así lo creo, aunque seguro que algún camarero me estará poniendo verde mientras, con las dos manos, sostiene una garrafa de aceite con la que rellena una botellita que pone “gourmet” en su etiqueta negra.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Las jarapas de Letizia


El sector turístico de la provincia debe de estar contento. En una misma semana se han juntado, como caídos del cielo, varios eventos inesperados que correctamente aprovechados no sólo supondrán buenos ingresos coyunturales, sino un reclamo para futuros turistas. Me refiero, cómo no, a la visita de los Príncipes de Asturias al Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar y a toda la parafernalia anexa a “Exodus”, la superproducción cinematográfica que se graba en Almería.

A buen seguro que la película ya está mejorando las cuentas de hoteles, restaurantes, pubes, bares y comercios. No por planificada, la lluvia de dinero que deja un acontecimiento así puede multiplicarse si los responsables políticos del sector turístico andan listos y utilizan sus armas de encanto y promoción para que los “peliculeros”, cuando se vayan, sean buenos y no malos embajadores de nuestra tierra. Espero que estén trabajando en el asunto, aunque los primeros días ví deambular por la plaza de los Burros y el Paseo a muchos técnicos o artistas de “Exodus” como perdidos, casi ciegos, sin un lazarillo turístico que les indicara donde satisfacer sus ansias de ver cosas y gastar cuartos. Dicen que cuando esta gente rodó en Canarias todo fueron atenciones de los organismos públicos… Deseo que se marchen de aquí con nuestros paisajes y clima grabados en el 3D de la película… y en sus retinas.

Otra cosa ha sido lo de los Príncipes. Nadie se imaginaba que el heredero de la Corona visitara Almería durante el puente de “Todos los Santos”. Una lotería así hay que aprovecharla desde el punto de vista promocional (a ver qué "inventan" el Patronato o la Junta), tanto de la provincia, como –supongo harán- los dueños de cada negocio donde Felipe y Letizia compraron, comieron o cenaron. Dentro de poco veremos qué empresarios han sido los más inteligentes en eso del marketing “real”.

Claro que, vamos apañados, si esperamos que medios públicos, como RTVE, nos ayuden en la promoción y se hagan eco de la estancia de los Príncipes. En la desconexión regional del lunes, el muchachico que lo presenta no hizo ni una referencia a la visita real a Almería, y eso que dedicó gran parte de su microinformativo a la ocupación hotelera en Andalucía. Eso sí, sacaron a un personaje de Málaga que, balbuceando español, dijo haber visto pasar más autobuses que otras veces por la calle de su chiringuito. Lamentable. Nos quedamos sin ver en la tele cómo era el negocio donde Letizia compró sus jarapas de a 5 euros.

jueves, 24 de octubre de 2013

Manolo Escobar y el falso progresismo


 

Al falso progresismo nunca le ha gustado Manolo Escobar. Éso de que la letra del “¡Viva España!” (“Entre flores, fandanguillos y alegrías/ nació en España la tierra del amor./ Sólo Dios pudiera hacer tanta belleza/ y es imposible que pueda haber dos”) hablara de Dios, del amor, de la unidad de la Patria y de España era demasiado para un progresista de pro.

Luego, quienes presumían en el bar de llevar en el coche los “casettes” de Serrat, Aute, Víctor Jara o Pablo Milanés, oían “El Porompompero” en la soledad de los semáforos en rojo o de las curvillas del Cañarate. Cuando, una vez, tuve que viajar en un vehículo de alta gama propiedad de uno de estos falsos progresistas, observé que llevaba no uno, sino tres álbumes de Manolo Escobar en la guantera del salpicadero. Conforme los descubría y sin inmutarse, me dijo, torciendo su cuello, que los utilizaba como método educativo para sus alumnos ya que las letras de sus canciones “testimoniaban épocas pretéritas”. “Éste imbécil se cree que yo soy tonto”, pensé mientras el susodicho rojo ponía en el radiocasete la cinta de L´Estaca del afrancesado –en todos los sentidos- Lluis Llach. Menudo viaje me dio, con lo que podíamos haber disfrutado escuchando “La minifalda”, “¡Ay, Caridad!” o porqué no “Mi Carro”.

Claro que también conozco a ecologistas convencidos que han defendido siempre al cantante almeriense por su defensa de lo natural, frente a los potingues artificiales de laboratorio: “No te pintes en la cara/colores artificiales /que los tuyos son bonitos /y además son naturales” cantaba el paisano en los años setenta. Un saltimbanqui antiguerra, de ésos que sacaron el pescuezo en la época de Aznar, me confesó que cantar esa letra era un desafío a las grandes multinacionales de los cosméticos y que, sólo por eso, Manolo Escobar merecía su admiración eterna.

En 2006, cuando el equipo del anterior rector de la Universidad de Almería, Alfredo Martínez Almécija, tuvo la valentía de otorgar a Manolo Escobar el escudo de oro de la institución, ya tuve la oportunidad de confirmar cómo el ejidense levantaba admiración en todos, incluido los “falsos progresistas”. Quienes no acudieron al acto de imposición de la condecoración por no molestar a sus ideólogos de izquierdas, abordaron al paisano por pasillos, escaleras, esquinas y estancias de la Universidad para saludarlo, fotografiarlo y abrazarlo. Más de veinte minutos tardó en recorrer unos pocos metros hasta llegar, ¡oh sorpresa! al aula de música, donde los jóvenes artistas dirigidos por el profesor Juan Muñoz le recibieron con los acordes de sus canciones. Y Manolo Escobar, rodeado de fans y de fans que nunca reconocerán que lo son, comenzó emocionado a cantar “¡… Y Viva España!” (La gente canta con ardor /"Que Viva España"./La vida tiene otro Sabor/ Y España es la Mejor).

Descansa en paz, maestro; paisano.

martes, 8 de octubre de 2013

Sevillano listo, almeriense tonto

SI usted, como yo, es natural de Almería, no se ofenda con mi titular. La fórmula "Sevillano listo, almeriense tonto" es ni más ni menos la que utiliza la Junta de Andalucía, desde 1982, para el reparto de cargos públicos, la distribución de consejerías y el nombramiento de representantes en los consejos de empresas y sociedades públicas. 

Ya no vamos a hablar más de cómo el nuevo tiempo de Susana Díaz, al frente del gobierno autonómico, es rancio y reiteradamente injusto con la provincia. Ya, se trata de un estigma que los sevillanos verdiblancos nos han pegado en la etiqueta de almeriense. La estadística es insultante: No hay ningún consejero o viceconsejero almeriense, pero tampoco lo hay entre los más de medio centenar de puestos nombrados a dedo en el Consejo Consultivo de Andalucía, la Cámara de Cuentas, el Consejo Audiovisual, la Oficina del Defensor del Pueblo Andaluz y el Consejo de Administración de la Radio Televisión de Andalucía (RTVA), Canal Sur. De esos cincuenta miembros, Sevilla le gana a Almería por un rotundo 24-0. Si eso no es marginación, que venga Blas Infante Pérez de Vargas y levante acta, que para eso fue notario antes que "padredelapatriaandaluza". 

Recuerdo que, a mediados de los 80, le pregunté con la osadía de un periodista novato a José María Rodríguez de la Borbolla Camoyán, segundo presidente en la historia de la Junta, porqué no había almerienses en los puestos de decisión de su ejecutivo. Fue en Los Almendricos, en la conclusión de una visita oficial que efectuó para prometer un montón de cosas a los gitanicos del barrio. Y "Pepote" -como le llamaban- me echó el brazo izquierdo por el hombro y me intentó explicar que lo importante era "Andalusía" y no la procedencia geográfica o el lugar de nacimiento de sus consejeros…  que se habían elegido a los mejores para cada cargo.... El mismo argumento que, casualidad, utilizaron durante décadas Chaves, Griñán y ahora Díaz. Los más listos, sin importar de dónde son. ¡Ya!

El caso es que pasan los años, los gobiernos autonómicos, los presidentes… y siguen creyendo que los inteligentes son quienes nacieron a la rivera del Guadalquivir y los de Almería somos más tontos que Abundio, (¡"quillo, que léjo tál desierto, pólavirgen!" me dijo una vez un listorro de Triana, agarrado a un catavinos). En Sevilla nos están haciendo pagar aún aquel fiasco de referéndum por la autonomía de 1980 en el que, según las reglas pre establecidas de juego, la provincia no obtuvo el porcentaje de síes estipulado. No hay otra lógica, porque los almerienses seremos especiales, pero de tontos no tenemos ni un pelo, quillo.

lunes, 30 de septiembre de 2013

La fiesta de Blas


 

 
Entre fotografías de grupos de amigos y parientes vendimiando y bebiendo mosto en Abrucena, de abuelas de Pulpí convertidas en reinas de las fiestas en honor de San Miguel y de bebés recién nacidos con nombres tan bonitos como Zahir o Naydi, veo en un periódico toda una página a color dedicada a la crónica social de la apertura del año judicial en la provincia.

A juzgar por las imágenes, el fotógrafo empezó a trabajar cuando ya había transcurrido el presunto acto institucional (si es que hubo), porque las instantáneas recuerdan más a “La Fiesta de Blas”, aquella canción de Fórmula V (“que felices seremos hablando sólo de nuestro amor…”, decía la letra) que a un solemne y protocolario acto judicial, en el que los representantes judiciales lucen sus mejores galas. Llegaría tarde, ya digo. Y ahí están, posando para la cámara a ritmo de “patata”.

Nunca mejor dicho: es justo que los “operadores jurídicos” – como los define la crónica- tengan derecho a tomarse unas cervezas y unas tapicas a cuento de su profesión. Incluso la presidenta de la Audiencia Provincial puede tener razón al afirmar que, desde que llegó al cargo, busca “transmitir proximidad a la sociedad”. ¡Qué mejor acercamiento a los ciudadanos que encontrarse cara a cara, y con una croqueta del Club de Mar en la mano, al responsable del juzgado que ha fijado para dentro de trece, catorce o quince meses tu reclamación salarial!. Éso une mucho.

No está el patio para mucha mesa larga con “Cruzcampos” y platos de jamón más fotos del ágape en los medios. Hay juzgados saturados, con cargas infinitas, pocos o nulos medios, funcionarios sobrecargados, redes informáticas colgadas donde el tiempo se mide por otro meridiano y, sobre todo, unos responsables políticos que pretenden resolver el atasco obligando al ciudadano a que pase por caja.

Y aunque las citas se han acortado, hoy por hoy, existen personas que esperan a los meses de julio o septiembre de 2014 para que juzgados de lo Social de Almería atiendan sus demandas por despido laboral o por salarios impagados. Y luego, aguardar la sentencia…

Por poner sólo un ejemplo: el Contencioso Administrativo número 2 de Almería dictó sentencia el 30 de abril de 2013 a una demanda presentada el 9 de septiembre de 2010. Nada menos que dos años, siete meses y veintidós días para ¡encima! fallar contra el demandante porque no presentó su reclamación de cantidad fechas después de producirse el motivo de la demanda. Lo dicho, no está la cosa para fiesta.

 

 

 

sábado, 24 de agosto de 2013

El sudoku de la Feria

SI quiere poner en un aprieto a un almeriense, pregúntele qué fiestas locales son las que tocan este año. O cuestiónele sobre el día que empieza la feria de agosto. No hay jeroglífico más complicado en el calendario laboral que adivinar si la festividad local es el Día del Pendón o la festividad de San Juan. Varía tanto como la atmósfera en primavera y,claro, al final el ciudadano se hace un lío. La manía del alcalde de alterar los festivos locales no sólo trasciende ya a las fechas descritas de diciembre y junio, sino que ha convertido los días de feria en otro sudoku, complicado de resolver. Si ya de por sí escasos habitantes de la capital saben que el día de la Virgen del Mar es el sábado anterior al último domingo de agosto, ya se ha encargado el presidente de la Corporación de reducir la feria para complicarlo aún más. Toda la vida, la feria ha durado 222 horas; las comprendidas entre las ocho de la tarde de un viernes hasta las dos de la madrugada de dos lunes más tarde. Éso, hasta ahora. Sin más argumentos que la opinión personal de que la feria era muy larga, el alcalde metió la tijera reduciendo su tiempo en casi un veinte por ciento. Menos días, menos feria del mediodía, menos toros, menos juerga... menos de casi todo. Es evidente que esa reducción de tiempo de fiesta trae consigo que los feriantes den menos vueltas con sus tiovivos o cochecicos de choque, que los chiringuitos del mediodía reduzcan la caja o que las casetas de noche pierdan uno de lo que siempre se ha llamado "de los días fuertes". Amén de ello, el Consistorio almeriense paga menos días por la limpieza extraordinaria del recinto y su seguridad, por el suministro eléctrico de las calles y hay menor actividad lúdica o cultural. Esta sopa de fechas es lo peor que nos puede pasar para consolidar nuestras tradiciones y fiestas patronales. Amén de que el almeriense es poco dado en éso de clamar por lo suyo, si cada año viene marcado por los caprichos del regidor jamás tendremos una identidad consolidada. A Fernando Martínez, siendo alcalde por el PSOE, ya se le ocurrió la brillante ocurrencia de denominar a la feria como la "Del Mediterráneo", pero aquella fugaz idea no cuajó porque era un intento de ocultar que los festejos son "en honor de la Virgen del Mar". Aquello, sinceramente, no me gustó, pero aún me desagradan más los recortes en los días de feria elucubrados por Comendador. Habrá que esperar tiempos mejores y alcaldes con más ganas de aumentar la diversión. Que falta nos hace.

miércoles, 24 de julio de 2013

La ERE-dera



En éso de las herencias, la Junta de Andalucía sabe mucho. Además del afán recaudatorio con el que castiga a sus ciudadanos sobre el patrimonio que los padres transfieren a sus hijos, las herencias en el gobierno autonómico andaluz se están convirtiendo en una nefasta tradición. Aquello de que al presidente le suceda en el cargo aquel militante que le cae bien, aquel otro que es buena persona o aquella niña bonita que resulta simpática se ha convertido ya en una mala tradición en el ejecutivo sevillano.
José Rodríguez de la Borbolla, presidente de la Junta durante seis años y hasta 1990, accedió por primera vez al máximo cargo político de la región el 8 de marzo de 1984 con 37 años, sin haber ganado unas elecciones, pero gracias a la dimisión de Rafael Escudero. Luego, sí; triunfó en los comicios de 1986, pero en su caso hizo buen uso de la herencia recibida... hasta que llegó Manuel Chaves y se apoltronó en el poder desde julio de 1990 a abril de 2009. Más tarde, recuperando la costumbre de las herencias, legó el poder al madrileño José Antonio Griñán. Éste, con diferencia, ha sido el más hábil de cuantos han pasado por allí ya que ha permanecido dos legislaturas como presidente sin haber ganado ni unas elecciones.
Y ahora, llega Susana. La niña bonita (para Griñán) ha gestionado de forma tan eficaz su futura llegada al poder que con las “primarias express” se ha proclamado líder socialista diluyendo a los críticos del partido y, en septiembre, se sentará en la poltrona como primera mujer que gobierne Andalucía... habiendo perdido su partido unos comicios. Me hizo mucha gracia ver las caras de algunos socialistas almerienses fotografiados alrededor de Susana, en su reciente viaje promocional a la capital buscando apoyos. Esta mujer huele a poder.
No obstante, los analistas políticos residentes en Sevilla afirman que en este cambio mucho tiene que ver la juez Mercedes Alaya y el interventor de la Junta. De ser cierto lo expuesto, Susana sería la ERE-dera. Al tiempo.




José Manuel Bretones.
Enviado desde mi iPhone
José Manuel Bretones.
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martes, 16 de julio de 2013

Esperpento municipal


 
El caos burocrático de las administraciones locales es tal que ya ronda el esperpento. No, no sólo me refiero a la hábil forma de hurtar a los ciudadanos con el Impuesto de Bienes Inmuebles que ha tenido, estos años, el Ayuntamiento de la capital, sino a la cantidad de errores que están detectándose por la generalizada nefasta gestión de los tributos y tasas municipales en muchos ayuntamientos. Y, casualidad, siempre los errores informáticos, los descuadres financieros y los apuntes tributarios son en contra del ciudadano. Hay un error y, siempre, el contribuyente es el que paga de más. Hace poco, otro fallo mecánico del ruter, del servidor, o del dedo perezoso del funcionario permitió que un ayuntamiento grancanario cobrara con recargos, apremios y embargos los impuestos de circulación de vehículos que llevaban no ya uno, sino varios años dados de baja. El error fue, precisamente, detectado a miles de kilómetros por uno de los sufridos contribuyentes que reside en Almería y que obligó a la pachorra Alcaldía canaria a devolver lo cobrado de más. En ese caso no pudo suceder como en la capital almeriense, que un avispado peatón avisó –como si cruzara malamente un paso de cebra- a la concejala de turno por la calle de que estaba cobrando de más por la Contribución. La escena, tanto si es cierta como si no, no merece más que el cese fulminante de la edil: por haberse callado si sabía el exceso de cobro o por decir tamaña imbecilidad si era ajena a lo que se cocía en su propio despacho. Claro que, después de saber que ella firmaba documentos oficiales exigiéndose a sí misma la recaudación de impuestos o tasas todo es posible.

Claro que en esa Corporación de mayoría absoluta de 18 concejales parece que la comunicación interna fluye poco o mal, lo cual  no es excusa para asfixiar a los ciudadanos con tanto impuesto. Hay ejemplos de ciudadanos que el 9 de enero de 2012 solicitaron hablar con el alcalde, a través de su jefe de gabinete, y aún esperan un sí o un no. Yo ya, desconfiaría.

Pero, a lo que voy, lo más gracioso de esta administración super tecnificada pero incapaz es lo ocurrido en Carboneras, cuyo alcalde firmó un decreto publicado en el Boletín de la Provincia  exigiéndole al ciudadano con DNI 00.000.014Z que pagara la tasa de basura de un inmueble. No sabía yo que Cristina Federica Victoria Antonia de la Santísima Trinidad de Borbón y Grecia, es decir la mujer de Urdangarín, tenía una casita en el pueblecico.

martes, 2 de julio de 2013

Los águilas rojas del Toblerone

Estoy sorprendido de comprobar cómo una ciudad, en la que se ha dejado caer a trozos podríos parte de nuestro ya desaparecido rico patrimonio, reivindica ahora con pundonor el mantenimiento de distintos lugares, inmuebles y parajes de escaso valor o nula trascendencia. En poco tiempo, mientras la muralla que corona la calle Antonio Vico se cae a pedazos entre mugre y escombros, han nacido valerosos campeadores en pro de mantener en su ruinoso estado el oxidado Toblerone o la pulgosa cueva de Cónan. Mientras clavaban el último tornillo de la horrenda prótesis de aluminio de la torre de la Alcazaba, se han organizado campañas en pro de la defensa de La Molineta. Mientras los parajes naturales sufren a diario el deterioro de los lanzadores de clínex, de los olvidadizos bebedores de latas y de los fumadores que aún siguen destrozando su cuerpo por el tabaco con filtro, los “águilas rojas del Salvemos… lo que sea” salen en primera página. Sí, porque ahí subidos y triunfantes, paralizando las obras de desmonte parecían una versión mala del personaje de la tele, aunque éstos con la cara bien descubierta para salir guapos en la foto. Mientras el Toblerone era un peligroso monstruo de óxido junto a unos colegios donde se refugiaban maleantes o era el inodoro de quienes caminaban con un apretón por la carretera de Sierra Alhamilla, entonces, entonces nadie reivindicaba su mantenimiento y conservación como patrimonio industrial.

Almería es así de peculiar. Los colectivos sociales y vecinales apenas se alteran por nuestro constante y ancestral olvido y malgastamos energía en reivindicar cuestiones superfluas. No digo yo que no hubiera que haber salvado la gruta donde se rodó la película de Cónan o que sea mejor o peor el proyecto del antiguo silo del mineral. Lo que me indigna es comprobar cómo el resto de provincias nos siguen sacando ventaja en todo y en Almería perdemos el tiempo reivindicativo en cuestiones calderilla. Aún no he visto a estos personajes de la portada del periódico encadenarse por la paralización de las obras del Hospital Infantil de Torrecárdenas, o quejarse por el pitorreo a los ciudadanos por aquella Facultad de Medicina fantasma que otro iluminado por Marx nos prometió; o manifestarse en la antigua estación de ferrocarril por su estado de abandono; o exigir ¡ya! el tren de alta velocidad para Almería; o lamentarse por la inacabada autovía del Almanzora; o… Desde luego, no tenemos remedio y así nos va.

 

lunes, 24 de junio de 2013

Periodismo de primera oé


EL merecido ascenso de la UD Almería a la Primera División de fútbol – o liga BBVA como le llaman ahora- no sólo traerá a sus futbolistas y técnicos una mayor y mejor proyección deportiva. A la provincia también le vendrá muy bien aumentar sus ingresos el 0,2% de su PIB, según estimó el presidente de la Cámara de Comercio. Y los aficionados ganarán emociones viendo en el Estadio de los Juegos Mediterráneos a los Messi, Neymar, Ronaldo o Sergio Ramos.

Y otro colectivo laboral que saldrá beneficiado es el que forman los periodistas deportivos de la ciudad. La mayoría ya ha saboreado el dulce almíbar profesional de retransmitir, escribir o narrar para toda España crónicas y reportajes de un equipo local en la Liga de las Estrellas. Por éso, es muy posible que los mismos errores de campañas pasadas vuelvan a repetirse. Resulta indudable que hace falta ser un profesional de primera división para poder informar de lo que ocurre en esa categoría. Los latiguillos, las añejas frases hechas y los reportajes patrocinados por el morro de aquellas tristes épocas de Tercera División o Segunda B ya deberían ser historia. A tiempos nuevos necesitamos profesionales renovados, formados y reciclados. Es verdad que parece que estoy generalizando y eso es injusto, porque la mayoría de los jóvenes periodistas almerienses dominan las redes sociales como nadie, escriben y hablan fenomenal y llevan a la práctica nuevas fórmulas de periodismo deportivo gracias a sus cursos, Máster o formación permanente.

Lo que resulta inadmisible es que con el argumento gratificante de la UD Almería en Primera leamos gacetillas casi propagandísticas de tartas y camisetas rojiblancas con faltas de ortografía, escuchemos con reiteración que el estadio se llama Mediterráneo cuando su precioso nombre evoca uno de los hechos más dignos de nuestra historia o que me griten por la radio las bondades de una marca de pinturas que apoya al equipo.

Ahora me acuerdo de aquellos periodistas deportivos almerienses que – en los años ochenta, tenían que sacar adelante crónicas de radio e informaciones para sus periódicos de equipos de la provincia que jugaban en campos inmundos y perdidos, donde no había ni un teléfono a dos kilómetros a la redonda. Aquellos compañeros –algunos de ellos sí que han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y tecnologías- informaban de un equipo de Tercera, pero como profesionales eran auténticamente de Primera División ¡oé!.   

jueves, 13 de junio de 2013

Gran Hermano Arapiles

El aire de la mañana, cargado de yodo del cercano Mediterráneo, te acaricia la cara como un suspiro de buenos días. En invierno, cuando el sol está a punto de despuntar por el Cabo de Gata, las primeras luces imprimen unos claroscuros dignos de ser llevados a un lienzo por el mejor pintor Indaliano. Las aceras recién baldeadas con agua limpia refrescan el paso del madrugador que, puntual, enfila hacia su trabajo cruzándose con los últimos y desaseados noctámbulos que en zigzag buscan su catre.  Y un silencio que duele se rompe, de vez en cuando, por un niñato que pasa en motillo a diez por hora, pero con el escape libre.

Así es la calle Arapiles cuando la ciudad se despereza, cuando los ciudadanos inician la rutina diaria. Un vecino en pijama que saca la cabeza entre macetas para comprobar si llueve, una cortina entreabierta por la que asoma una joven despeinada y con ojeras… por Arapiles marchan los niños de uniforme cargados con sus mochilas camino del lejano colegio concertado al que entraron con trampas; por allí caminan temblorosas y recién perfumadas con colonia de mercadillo las pensionistas que van ideando qué comer para estirar su mísera pensión de viudedad; la calle Arapiles es el camino recto para quienes se tuercen en la vida ya que a tiro de piedra se encuentran la Hacienda del Estado, la Hacienda de la Junta, el CSIF, el Gobierno Civil y la Comandancia de Marina. Mucho formalismo para tan pocos metros.

Pues hemos sabido que todo eso, el aire mañanero, los rayitos de sol, los escolares píos, las viejecicas aromatizadas, el tío en pijama… era registrado, controlado y grabado por una de las nueve cámaras que el democrático gobierno autonómico de izquierdas –ése al que le gusta tanto supervisar el bien de sus súbditos- autorizó a enchufar en la puerta de su delegación provincial de Hacienda y Administración Pública. Como la Agencia de Protección de Datos investiga tamaña osadía contra la intimidad peatonal y vecinal hemos podido conocer la existencia de esos dispositivos.

Y digo yo que siendo ésa la delegación que gestiona la Administración Pública –y por tanto a los funcionarios- y con tanta cámara grabando, cómo la consejera-cirujana Aguayo no ha detectado la presencia diaria en sus puertas de tanto peoncito mañanero perdiendo el tiempo. Todas las jornadas laborables, durante veinte minutos y hasta las ocho, un nutrido grupo de empleados públicos que –eso sí, ya han fichado- desarrollan con tranquilidad las labores propias para engrandecer Andalucía: hablan de fútbol, del fin de semana, ponen verde al jef@, se quejan del estrés, enlazan días de asuntos propios, wasapean... Mientras, son grabados por nueve cámaras. Es la nueva versión de Gran Hermano: Arapiles.

lunes, 10 de junio de 2013

Cuento: El ogro verde

Un domingo por la mañana, Pepito se bajó del avión feliz y contento porque había vuelto a casa. Venía cargadito de maletas repletas de cositas y regalos para su familia y amigos. Pepito estaba contento, a pesar de haberle entregado a los piratas del aire un puñado de monedas para que la barriga del avión llevara todas sus cositas. Mientras caminaba hacia la terminal del aeropuerto, Pepito pensaba lo feliz que haría a sus amigos con los jugueticos que traía; la alegría de su primo Juanito cuando desliara el lazo del gran paquete rojo y los saltos de alegría de Paquito al descubrir el cochecillo verde con luces azules intermitentes, con el que podría correr alrededor de la glorieta.

Pepito, a pesar de su edad, disfrutaba con esas pequeñas cosas de la inocencia de la vida. Pensaba que todo el mundo era bueno, amable, servicial; que todas las personas eran atentas y cariñosas. Así, con el rostro cándido, aguardaba a que la cinta le entregara su equipaje, pero por dentro tenía el desasosiego equiparable a una noche de Reyes; a una fiesta sorpresa; al segundo anterior a soplar las velas de una tarta de cumpleaños. ¡Quería entregar ya sus regalos!

Pero a Pepito le esperaba una sorpresa muy desagradable. Un ogro disfrazado de verde vio que Pepito era caza fácil para escupir en él su agria adrenalina, para vomitarle su aburrida incompetencia, para dispersar su frustración laboral dominguera, para –en definitiva- demostrarle quien manda. Los más débiles siempre han sido la presa preferida de los infames. Y el ogro verde se cebó con el angelico de Pepito. Sin más crimen que el de estar ahí, le cayó una tormenta de gritos, menosprecios, miradas terroríficas, malos modos... pobre Pepito. Llegó tan feliz y fue ridiculizado por el malvado e indocumentado ogro verde.

Cuando pudo zafarse de las garras verbales del maldito bicho, Pepito salió corriendo con sus maletas; los nervios le aturullaban, las piernas se movían como dos rabos de lagartija y con la voz rota y entrecortada apenas podía contar su nefasta experiencia.

-“Hay que hacer algo”, sentenció su abuelo mientras intentaba tranquilizar, entre sus piernas, al nervioso y asustado Pepito. Y el abuelo escribió, telefoneó, se quejó, avisó de la presencia de tan dañino ser, pero todo fue inútil. La sentencia resultó contundente: el inocente…. ¡era el ogro!.

Moraleja: Si desembarcas feliz, ten cuidado con el perverso ogro verde; la inocencia también es suya.

martes, 4 de junio de 2013

La liquidez de Rafaela



Si tiramos de memoria, o de archivo, podríamos confeccionar una lista súper interesante con todos los concejales responsables de Hacienda que han pasado, desde el año 1979, por el Ayuntamiento de Almería. Los hay de toda condición y aptitudes. Desde los ahorradores y escrupulosos con el gasto, que sostuvieron las arcas municipales pesetica a pesetica, hasta los ediles despilfarradores y manos rotas que –mientras sorbían un carajillo en el desaparecido Bar “El Paso”- vieron asomar el fantasma de la quiebra municipal por la calle Mariana, camino del Consistorio.

Recuerdo que, en mayo de 1986, cuando un grupo de parados se declaró en huelga de hambre en la Plaza Vieja clamando trabajo, el responsable de los cuartos municipales –que sabe Dios por donde andará- culpó al concejal popular -hoy Subdelegado del Gobierno- Andrés García Lorca de haberlos mandado allí para desestabilizar y poner nervioso al bueno de Santi Cabrejas.

Hubo otro que, en marzo de 1992, insinuó en privado que los comerciantes del centro fregarían el suelo de sus tiendas con Casera porque el Ayuntamiento les iba a cortar el suministro de agua y que, además, el nuevo Impuesto de Actividades Económicas les caería con todo su peso.

Ya a finales de 2001, deambuló por los pasillos de la Casa un concejal de Hacienda que “interpretaba” a su gusto los plazos legales de las leyes y normas; cuando le interesaba se hacía el sordo y presentaba los presupuestos municipales al pleno cuando tenía un ratico libre en su casa del pueblo.

Todo eso es historia; el presente es peor. Mucho peor. Hoy, la responsable de la Hacienda local, Rafaela Abad, gestiona con sus sabuesos de plaza fija el cobro del Impuesto de Bienes Inmuebles con una subida del 11% sobre el año pasado, adelanta cuatro meses las fechas de pago “voluntario” y, encima, declara a los periodistas que todo se ha ordenado por el bien de los ciudadanos “para mejorar su liquidez…”

El último informe de TINSA, una multinacional líder en valoración inmobiliaria, cifra en un 12,8% el descenso del valor de las viviendas situadas en la costa mediterránea;  mientras, el Ayuntamiento de Almería sube el IBI un 11%.... Y encima, recochineo. Cuando los almerienses que -todavía- cobran la extra de verano deban emplearla en sufragar el impuesto municipal, a doña Rafaela se le va a caer “la liquidez” de las manos de tanto que la van a nombrar.

sábado, 4 de mayo de 2013

Una pesetica pá la maya municipá


No se le ha ocurrido otra cosa al Ayuntamiento de Almería que abrir el plazo de pago voluntario del Impuesto de Bienes Inmuebles (antigua Contribución) el día de la fiesta de la Cruz. Todo un simbólico guiño al contribuyente que, en este ejercicio, ha sido castigado con una subida del 11%. Eso sí que es una cruz. Así es nuestro Consistorio: las viviendas y  locales comerciales cada vez valen menos y el PP cada año cobra más. Durante el pasado ejercicio el incremento del impuesto fue casi inapreciable, pero en 2013 se han sacado de la manga un subidón de padre y muy alcalde mío. Y lo más gracioso es que, en vísperas de lanzar a los buzones de los ciudadanos el regalito del pago, anunciaron a bombo y platillo que bajarían el IBI… en 2014. Es decir, primero lo subo más de un once por ciento y, luego, en vísperas de año electoral lo bajo un poquillo y lo vendo como Dios.

Esta Corporación se está caracterizando, por el contrario de las anteriores que invirtieron y mucho en la ciudad, por su desmedido afán recaudatorio. Hay tasas e impuestos por todo, de todo y para todo. Miras el listado del calendario fiscal del año  y se te caen los pies al suelo; eso, además de las tasillas por cuestiones cotidianas. Ya pasó en la legislatura de 1983, cuando el PSOE también gobernó con la prepotencia de 18 concejales. Las tasas e impuestos se dispararon de una forma desmesurada. Los socialistas nos exprimieron tanto en aquellos cuatro años que no volvieron a obtener jamás ese número de ediles. Debe ser cosa de las mayorías absolutas aplastantes…

Pues, en este Ayuntamiento del alcalde-senador tampoco van a la zaga en su locura impositiva. Con claras instrucciones a sus adiestrados funcionarios del área de Hacienda “hay que recaudar, recaudar y recaudar”, la ciudad se está deteriorando pero los depósitos bancarios del consistorio brillan con el esplendor de los millones de euros.

Tras la original idea de empezar a cobrar el IBI el Día de la Cruz y ya que la excelsa edil de Hacienda, Rafael Abad Vivas-Pérez, quiere sacarnos hasta el tuétano le propongo un nuevo ingreso extraordinario: Todo ciudadano que pise dependencias municipales deberá abonar una tasa por uso y desgaste de losa. Eso sí, para hacer el pago más llevadero podrían vestir de maya a la concejala Carolina Lafita, sentarla en una silla de nea y, en la Plaza Vieja, los ediles Carlitos Sánchez con una guitarrilla sin cuerdas y Manolico Guzmán vestido de flamenco que pidan “una pesetica pá la maya municipá”. Pagar esa tasa sí que sería divertido.

domingo, 7 de abril de 2013

Mi padre tiene poderes


Como ahora hay que guardar cualquier papel que refleje la acción más cotidiana, la casa se convierte en un gran archivo. Los cajones son una inmensa memoria de tiquets, facturas, albaranes, garantías, cajas de cartón, recibos y comprobantes. Te los exigen para justificar un gasto, cambiar un artículo defectuoso, canjear un premio ridículo o, simplemente, hay que conservarlos varios años por si un tocapelotas de Hacienda se acuerda de tu NIF. A una cajera del Carrefour le pagas con la Visa y con el recibo de la firma te entrega una colección de papelillos con rebajas, saldos acumulados, ofertas y promociones que no sabes dónde meter. A más de uno le he visto salir del hiper con los papelitos atrapados entre los labios, agobiado entre tanta bolsa, el carro y las llaves del coche colgadas del meñique. Luego, compruebas que el descuento no te sirve, salvo si compras en enero unas chancletas de playa de color lila y la oferta tampoco te viene bien porque tendrías que desayunar mermelada amarga de zarzamora salvaje durante dos meses, para acabar el bote. El caso es que te han colmado de papeles inútiles.

Las estadísticas nos dicen que una familia de tres miembros puede consumir al año más 500 kilos de papel; no me extraña, pues, que los ecologistas –los de verdad- manden notas de prensa denunciando tan elevado derroche. Pero, claro, los papeles suelen guardarse escritos, impresos o firmados y realmente su valor no es ya por su gramaje, color o forma, sino por el mensaje que contienen. “Las palabras vuelan, lo escrito queda”, decían los antiguos.  Precisamente por eso, por el valor de su contenido, los papeles asustan a los políticos incumplidores, ilusionan a los ilegales de la patera, atrapan a los funcionarios inútiles o corruptos y hacen vociferar a los conductores irrespetuosos.

Y como el papel lo aguanta todo, si quiere saber cómo va, de verdad, la economía no haga caso de los números del Gobierno. Rebusque los papeles con el importe de las compras del Alcampo o del Mercadona, de hace seis o siete meses, y compárelos con el último que tenga. Ése es el IPC que vale, no el de los “84 bienes seleccionados a partir de la Encuesta Continúa de Presupuestos Familiares (ECPF)”, que emplea el Ministerio para obtener un índice de precios al consumo, siempre inferior a la realidad.

Con esas subidas reales de precios, ni estirando los papelitos de los euros acabamos el mes con liquidez. Vamos, no llega ni el padre que salía en el anuncio del Volkswagen Touran, uno que aparca solo y casi conecta con la Muñiz para pagar el tique de la ORA. Y eso que el hijo del anuncio lo confesaba: “Mi padre tiene poderes”. Pues, majo, ni los poderes de tu padre aguantan estos precios.

 

jueves, 28 de febrero de 2013

Seudónimos periodísticos


Todavía me estoy riendo. Tengo la costumbre de leer el nombre del autor de una información antes de saber qué dirá en el cuerpo de la noticia o en el artículo. Sólo con la firma ya sabes por dónde van los tiros y, claro, en ocasiones es mejor pasar la página del periódico. Hay autores que llevan, no ya años, sino décadas diciendo lo mismo; lo único que han cambiado es la foto que acompaña a su nombre. Antes salían con la mano izquierda tocándose la barbilla y desde hace unos meses lo hacen con la derecha. Pero, a lo que voy, me río por la nula originalidad que determinados redactores provinciales emplean para firmar con seudónimo.
Ya sabemos que, en algunas ocasiones y en contra de nuestra ética profesional, en las redacciones no hay más remedio que inventarse una carta al director para rellenar un hueco o defender egoístamente un asunto personal y firmarla con un nombre inventado. Pero el seudónimo ha vivido tan ligado al periodismo que forma parte de su gran historia (Azorín, Clarín, Alejandro Casona, Paco Umbral, Cándido…) ; que se lo digan a Antonio López De Zuazo Algar que hace cuatro años editó un libro de casi trescientas páginas con 5.000 seudónimos de unos 3.500 periodistas y colaboradores españoles. En muchos casos, el seudónimo protegía la identidad del autor si su obra suponía un riesgo por razones políticas o sociales.

En Almería, el seudónimo periodístico también ha estado ligado a buenos profesionales del siglo XX que, en condiciones muy difíciles, sacaban ediciones diarias dignas y muy bien escritas. Ahora mismo me viene a la cabeza “Volapié”, “Juan Martimar”, “Juan Er Verdaero”, “Uno”, “Eme-Erre”, “Rosa Macua”, “Fray Lukas”, “Jomaro” o “Equis”, cuyas secciones “Buenos días”, “Perfil del día”, “Almería nuestra” o “Bajo el Manzanillo” pulsaron el latir de la ciudad durante muchos años. Hubo más, pero...
Hoy, el seudónimo de nombre corto, potente, casi con la fuerza de una marca comercial y que escondía una identidad difícil de averiguar -si no se estaba en el “ajo”- se ha tornado en nombres inventados de presuntos periodistas que, en este caso, esconden a otros veteranos y “rabúos”. En muchos casos, el seudónimo oculta la identidad del autor porque éste considera indigno de su presunta reputación firmar con su nombre una nota de prensa remitida por un gabinete de comunicación o la reseña de las fiestas de un pueblo. Lo dicho; todavía me estoy riendo.

lunes, 18 de febrero de 2013

La renuncia de Benedicto XVI y el poder de los medios

Minutos después de que Benedicto XVI anunciara que, de nuevo, se convertirá en Joseph Ratzinger los medios de comunicación digitales lanzaron ediciones extras para informar de la noticia. Hacía tiempo que una, de esa trascendencia y calado, no hacía vibrar a los periodistas en las redacciones.

 

La sorpresa del anuncio movilizó a fieles y a detractores de la Iglesia de forma instantánea, provocando reacciones diversas en las capas sociales, institucionales y políticas de todo el mundo. Notas de prensa oficiales, declaraciones institucionales e, incluso, manifestaciones llenas de desprecio como las de Cayo Lara quien dijo que el sucesor será varón y viejo… Cosa más tonta de político…

 

El caso es que los medios de comunicación audiovisuales –sobre todo la televisión y también, cómo no, internet- se encargaron de difundir la renuncia casi en directo; los más rápidos editaron monográficos y los más avispados mandaron a Roma a sus periodistas-estrella –como Matías Prats- para que presentaran desde allí el informativo de la noche. Los medios de papel tiraron de agenda y de cristianos de base para ofrecer un enfoque más cercano y pese a la consabida rapidez hubo tiempo para pensar magníficos titulares de primera página; claro, en consonancia y acordes a la ideología del medio: “El Papa libre” (sin coma), de ABC; “Huérfanos del Papa” de La Razón; “Benedicto XVI entra en la historia” de La Vanguardia; “El Papa, agotado, se va” de La Voz de Galicia; “Expapa” de Ara… Término éste que incluso provocó que la Fundación del Español Urgente nos enviara a los periodistas inscritos un correo explicando que el término “Expapa” es correcto.

 

Al igual que sucedió con la agonía y muerte de Juan Pablo II y el inicio del posterior Cónclave Cardenalicio, los medios de comunicación han hecho posible que miles de millones de personas vivan, casi al instante, la sucesión de unos hechos que no ocurrían desde hacía siglos: la renuncia de un Papa. Que ancianas de lugares remotos del planeta sepan lo manifestado por el Papa en el Vaticano, un rato antes, es un hecho extraordinario que explica en su máxima expresión el poder de los medios de comunicación. Es más, la fuerza imparable de la prensa convierte a un pastor de almas en objeto de críticas o de sumo respeto, sencilla y llanamente porque su ventana está abierta o cerrada a sus feligreses cuando las televisiones y las radios emiten en directo a los pies de su Palacio, o desde las terrazas de los edificios vaticanos.

 

Juan Pablo II asumió y se aprovechó del extraordinario impulso que la radio, la prensa y, sobre todo, la televisión, dieron a su labor evangelizadora; lo que él mismo denominó el "poder evangelizador de los medios". A tal punto que Karol Woijtyla se reveló a lo largo de su Pontificado líder de audiencia y su funeral fue, hasta su celebración en 2005, el acontecimiento más visto de la historia de la televisión, pulverizando cualquier "share".

 

Benedicto XVI, de otra forma, tampoco se olvidó de los medios digitales; aunque a pesar de su breve presencia en la red, quedará como el primer Obispo de Roma en usar Twitter. Fue el 12-12-12 y la foto del Santo Padre tocando con su dedo índice una tableta, abría una nueva era en su comunicación por las redes sociales, llegando por primera vez directamente y con un texto breve al ordenador o al teléfono móvil de millones de seguidores en Twitter. El primer paso ya se ha dado. Ahora resta que el sucesor consolide la línea de comunicación iniciada y potencie, con ello, la proximidad de la Iglesia a los ciudadanos.

 

 

 

 

viernes, 4 de enero de 2013

Rebeldía en las calles


Tras el desconcierto de Año Nuevo, entre las primeras páginas de los periódicos de 2013 leo un titular que me despierta del hastío de tanta gente corriente comiendo, vestida de domingo. “Rebeldía en las calles” dice la portada, junto a una foto de una multitud agolpada en una plaza... ¡Ah, no!, esa gente de la imagen no reclama ni pide nada; a lo sumo, un trozo del gigantesco roscón de Reyes elaborado en Palomares y que nada tiene que ver con el llamamiento a las barricadas de la otra noticia.

Eso de presentar al lector titulares junto a fotos de otros temas que nada tienen en común, pero que dan a entender una vinculación inexistente ya lo hacía –salvando las distancias- el desaparecido “El Alcázar” en los años sesenta y setenta. Recuerdo que en la facultad nos enseñaban cómo ese periódico, en mayo de 1968, informaba sobre la clausura de la Universidad de la Sorbona el mismo día que sacó en primera página la reapertura de la Universidad Complutense de Madrid, tras 40 días de cierre por los enfrentamientos de los estudiantes españoles contra las fuerzas del orden.

Pero, a lo que voy. Atender al grito de la ¡Rebelión en las calles! un 2 de enero, con la mente puesta en las últimas compras de Reyes y con el estómago aún pesado por los excesos de las fiestas, parece un sacrificio más duro que los recortes en el gasto doméstico que todos debemos afrontar. No entiendo nada que inciten a la rebelión quienes, precisamente, ostentan el poder. Si por rebelión se entiende “el levantamiento público con hostilidad contra los poderes con el fin de derrocarlos” menos comprensible es que la arenga a las masas la efectúe alguien que se desplaza en coche oficial. 

Creo que estos chicos y estas chicas de la izquierda de Gordillo aún no han asumido que han llegado al poder; de doble rebote, pero han llegado. Ese discurso panfletario y demagógico que emplearon durante las tres décadas que tardaron en pisar la moqueta oficial de la Junta de Andalucía carece ya de credibilidad y validez. Si quieren rebelión, que empiecen por dentro, que buena falta hace. 

Las calles están llenas de ciudadanos trabajadores y honrados que ya determinarán qué quieren y contra qué se sublevan. No necesitan voceras institucionales ni acatar lemas de rebeldía por obediencia debida.