Si tiramos de memoria, o de archivo, podríamos confeccionar una lista súper interesante con todos los concejales responsables de Hacienda que han pasado, desde el año 1979, por el Ayuntamiento de Almería. Los hay de toda condición y aptitudes. Desde los ahorradores y escrupulosos con el gasto, que sostuvieron las arcas municipales pesetica a pesetica, hasta los ediles despilfarradores y manos rotas que –mientras sorbían un carajillo en el desaparecido Bar “El Paso”- vieron asomar el fantasma de la quiebra municipal por la calle Mariana, camino del Consistorio.
Recuerdo que, en mayo de 1986, cuando un grupo de parados se declaró
en huelga de hambre en la Plaza Vieja clamando trabajo, el responsable de los
cuartos municipales –que sabe Dios por donde andará- culpó al concejal popular
-hoy Subdelegado del Gobierno- Andrés García Lorca de haberlos mandado allí
para desestabilizar y poner nervioso al bueno de Santi Cabrejas.
Hubo otro que, en marzo de 1992, insinuó en privado que los
comerciantes del centro fregarían el suelo de sus tiendas con Casera porque el
Ayuntamiento les iba a cortar el suministro de agua y que, además, el nuevo
Impuesto de Actividades Económicas les caería con todo su peso.
Ya a finales de 2001, deambuló por los pasillos de la Casa un
concejal de Hacienda que “interpretaba” a su gusto los plazos legales de las
leyes y normas; cuando le interesaba se hacía el sordo y presentaba los
presupuestos municipales al pleno cuando tenía un ratico libre en su casa del
pueblo.
Todo eso es historia; el presente es peor. Mucho peor. Hoy, la
responsable de la Hacienda local, Rafaela Abad, gestiona con sus sabuesos de plaza
fija el cobro del Impuesto de Bienes Inmuebles con una subida del 11% sobre el
año pasado, adelanta cuatro meses las fechas de pago “voluntario” y, encima,
declara a los periodistas que todo se ha ordenado por el bien de los ciudadanos
“para mejorar su liquidez…”
El último informe de TINSA, una multinacional líder en valoración inmobiliaria, cifra en un 12,8%
el descenso del valor de las viviendas situadas en la costa mediterránea; mientras, el
Ayuntamiento de Almería sube el IBI un 11%.... Y encima, recochineo. Cuando los
almerienses que -todavía- cobran la extra de verano deban emplearla en sufragar
el impuesto municipal, a doña Rafaela se le va a caer “la liquidez” de las
manos de tanto que la van a nombrar.
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