lunes, 24 de junio de 2013

Periodismo de primera oé


EL merecido ascenso de la UD Almería a la Primera División de fútbol – o liga BBVA como le llaman ahora- no sólo traerá a sus futbolistas y técnicos una mayor y mejor proyección deportiva. A la provincia también le vendrá muy bien aumentar sus ingresos el 0,2% de su PIB, según estimó el presidente de la Cámara de Comercio. Y los aficionados ganarán emociones viendo en el Estadio de los Juegos Mediterráneos a los Messi, Neymar, Ronaldo o Sergio Ramos.

Y otro colectivo laboral que saldrá beneficiado es el que forman los periodistas deportivos de la ciudad. La mayoría ya ha saboreado el dulce almíbar profesional de retransmitir, escribir o narrar para toda España crónicas y reportajes de un equipo local en la Liga de las Estrellas. Por éso, es muy posible que los mismos errores de campañas pasadas vuelvan a repetirse. Resulta indudable que hace falta ser un profesional de primera división para poder informar de lo que ocurre en esa categoría. Los latiguillos, las añejas frases hechas y los reportajes patrocinados por el morro de aquellas tristes épocas de Tercera División o Segunda B ya deberían ser historia. A tiempos nuevos necesitamos profesionales renovados, formados y reciclados. Es verdad que parece que estoy generalizando y eso es injusto, porque la mayoría de los jóvenes periodistas almerienses dominan las redes sociales como nadie, escriben y hablan fenomenal y llevan a la práctica nuevas fórmulas de periodismo deportivo gracias a sus cursos, Máster o formación permanente.

Lo que resulta inadmisible es que con el argumento gratificante de la UD Almería en Primera leamos gacetillas casi propagandísticas de tartas y camisetas rojiblancas con faltas de ortografía, escuchemos con reiteración que el estadio se llama Mediterráneo cuando su precioso nombre evoca uno de los hechos más dignos de nuestra historia o que me griten por la radio las bondades de una marca de pinturas que apoya al equipo.

Ahora me acuerdo de aquellos periodistas deportivos almerienses que – en los años ochenta, tenían que sacar adelante crónicas de radio e informaciones para sus periódicos de equipos de la provincia que jugaban en campos inmundos y perdidos, donde no había ni un teléfono a dos kilómetros a la redonda. Aquellos compañeros –algunos de ellos sí que han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y tecnologías- informaban de un equipo de Tercera, pero como profesionales eran auténticamente de Primera División ¡oé!.   

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