Informa en http://www.noticiasdealmeria.com/ mi amigo Rafa Martos (bueno, Rafael M. Martos como firma desde que lo conocí en 1994 en Granada) que Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) ha castigado a un controlador desterrándolo en la torre de Almería. Dicho así parece que lo han encerrado allí arriba, a pan y agua, como hizo el salvaje de Don Pedro I con Doña Blanca de Borbón en 1355, al segundo día de su boda. Pero no; se trata de un simple castigo laboral contra el Jefe de Supervisión de los controladores en la Región Sur, por la batalla que mantienen los controladores y AENA desde hace tiempo.
Los propios trabajadores han confirmado este destierro en http://www.aviaciondigitalglobal.com/noticia.asp?NotId=15870&NotDesignId=4 y han criticado la decisión. A mi lo que realmente me preocupa y, al mismo tiempo, molesta es que la autoridad competente vea a la provincia de Almería como un lugar para el destierro, el exilio o el castigo. Suficiente tuvimos ya con los que, siempre a la fuerza, tuvieron que irse corriendo y lejos o se vieron obligados a quedarse aquí, todos ellos en contra de su voluntad.
No es Almería tierra de castigo para represaliados, ni la torre de control de su aeropuerto una cárcel para quienes dejan a muchos kilómetros su puesto de trabajo, casa y familia. Todo lo contrario. Somos tierra de acogida; vivir aquí no es un castigo y sí un gran honor. Qué quieren que les diga, ésto del destierro suena a castigo de militar chusquero de los años cincuenta por.... no llevar limpias las botas, por ejemplo.
Al destierro con 12 de los suyos, sangre, sudor y lágrimas, el Cid cabalga.
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