martes, 10 de enero de 2012

Mini “tour” por el casco viejo

Hubo una vez un concejal de Tráfico en la capital, allá por los años ochenta, que tuvo la feliz idea de cambiar de sentido varias calles del casco histórico. Es verdad que el tráfico rodado no era el de hoy, pero la ciudad ya tenía un parque de vehículos considerable y cualquier modificación provocaba quebraderos de cabeza a los conductores, atascos y horas extras de aquella Policía Municipal que se comunicaba con los rudimentarios y ruidosos “walkitalki” fabricados en la empresa almeriense “Intal”.
El caso es que el edil pensó que la calle Antonio Vico tenía que alterar el sentido de la circulación y, ni corto ni perezoso, ordenó a dos funcionarios que cambiaran las señales para prohibir lo que siempre había estado permitido. El resultado fue tan nefasto como divertido; los coches accedían por Navarro Darax, Plaza del Monte, Hernán Cortes y calle de las Tiendas y terminaban en el mismo lugar por donde habían entrado, ya que la Plaza Marín también cortaba la llegada a la calle Real. Era como si dieran una vuelta a la manzana, emulando el ruedo donde el ínclito concejal cortó dos orejas y rabo por su maravillosa gestión. Aquello, claro, lo tuvieron que modificar deprisa y corriendo y dejarlo como estaba, con el consiguiente pitorreo social, poco aprovechado –todo hay que decirlo- por una oposición inexperta y apabullada por el rodillo.
Me he acordado de esta historia porque anoche vi cómo unos operarios pintaban señales nuevas para cambiar el sentido de la circulación de las calles que acceden a la Plaza Virgen del Mar y cómo la Policía Local redirigía el tráfico de los conductores despistados por un cambio que les pilló de improviso, que hace de doble dirección una calle que siempre estaba colapsada cuando era de dirección única y que aumenta el número de señales de “stop”. Ignoro qué tiene el casco histórico para que todos los responsables de tráfico lo utilicen como conejillo de indias, aunque alguno –todo hay que decirlo- sí ha acertado con sus medidas. Pero hay cosas con tan poco sentido como que la calle Real tenga un tramito peatonal, otro ascendente y otro descendente; que la Plaza Bendicho –casi toda ella zona de aparcamiento reservado para funcionarios, ediles y curas- aún no sea toda peatonal o que para acceder al Paseo desde la Plaza Marqués de Heredia – un giro de 50 metros por Lachambre- sea necesario dar un rodeo por las calles Conde Ofalia, Padre Luque, San Pedro, Antonio González Egea, Martínez Almagro, Virgen del Mar, General Segura y, por fin, el Paseo. Eso sí, ese paseíto en coche de no menos de siete minutos tiene la ventaja de que es un mini “tour” por el casco viejo de la ciudad que, como dicen los autobusillos de la línea 1, “nos encantará”.  


1 comentario:

  1. Es genial el comentario que haces sobre el mini "tour"por el casco viejo.Tienes toda la razon en decir que se lleva unos siete o diez minutos el recorrido para poder salir al paseo y no solo eso ademas hay que dar un gran rodeo para poder ir a cualquier sitio con salida a la calle real o al mismo paseo." GENIAL "

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