martes, 7 de junio de 2011

Actos municipales "low cost"

Como el semáforo que da acceso a Las Almadrabillas desde el Parque tarda tanto tiempo en ponerse en verde, te da tiempo a pensar o hacer muchas cosas. El otro día me tragué la eternidad que dura el rojo y aproveché para observar con detenimiento la cosa ésa que puso el Ayuntamiento en la entrada de lo que, los viejos, llamamos el "Parque Nuevo". Nadie sabe qué es o representa esa especie de puerta de mala imitación del coral, alta, solitaria, colorá y de extrañas formas. Seguro que su autor la bautizó un día con algún nombre espectacular, que subiese sus honorarios, pero hasta ahora sólo ha servido de decorado para cuatro fotos de recién casados despistados y del alcalde con pose de inauguración. Y lo cierto es que, en los últimos años, los concejales han llenado la ciudad de figuras, monumentos y pinguruchos que, estando bien, poco o nada transmiten a quienes aquí residimos o tienen la valentía de visitarnos. Antes -y cuando digo antes quiero decir antes, antes- no se ponían tantas estatuas, pero todas las que se instalaban tenían su simbolismo y dedicatoria que, aún hoy, siguen vigentes: La estatua homenaje a la madre en Santo Domingo; al Educador en la Plaza de la Leche; a los hombres de la mar en el Parque o a Celia Viñas en la Plaza Bendicho... Mira que costó que al John Lennon le pusieran una plaquita o al Nicolás Salmerón caminante de la Puerta de Purchena una leyenda. Hoy, salvo las excepciones del maltratado busto de Juan Pablo II o el de Rodríguez de la Fuente, la representatividad nos la tenemos que inventar. Podemos creer -porqué no- que los pinguruchos altííísimos de la rambla son monumentos fálicos, el tío tumbado frente al Apolo un homenaje al vago o la gorda de la Plaza de San Sebastián un tributo al colesterol. Como no tienen leyenda, pues nos la inventamos.
Ahora que los ayuntamientos buscan actividades municipales low cost con las que llenar las agendas, propongo al Consistorio -que tomará posesión el sábado- que vaya dándole sentido a la siembra de cosas que hay por la ciudad, que nadie sabe porqué llegaron ahí. Por ejemplo, coloquen una plaquita junto a la anciana sentada en una silla que hay como estatua en la Plaza de San Sebastián y, el 26 de Julio, festejen con la Banda de Música y cientos de pensionistas el día de los abuelos. Fíjate, que baratito y qué buenas fotos se pueden hacer.

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