lunes, 12 de noviembre de 2012

Del 14D al 14N

La primera gran huelga general que se celebró con la democracia, en el lejano 14 de Diciembre de 1988, la cubrí informativamente en la calle junto con líderes sindicalistas de la provincia y periodistas de otros medios (Abelardo Alzueta, amigo, DEP).
Aquella huelga general contra la reforma laboral de Manuel Chaves, ministro de Trabajo con Felipe González, sí que fue mayoritaria. A las doce de la noche, TVE –la única- dejó de emitir y durante el día cerraron sus puertas industrias, comercios y colegios. Ocho millones de personas, el 90% de la población activa de entonces, secundaron el paro. Los sindicatos apenas usaron sus comandos de piquetes “informativos” porque casi todo el mundo secundó el paro. Aquellos sindicalistas de los años ochenta, muchos de ellos mayores que padecieron la ilegalidad de sus siglas, eran dialogantes y respetuosos y valoraban más las convicciones ideológicas que los réditos personales. Cargados de razones, obtuvieron un gran éxito.
Del 14D al 14N, se han convocado en España siete u ocho huelgas generales que, por lo que yo veo, cada vez son arropadas por menos personas y con menos convicción por el resultado a obtener; eso sí, con más violencia, más silicona y más mala leche. Es muy difícil que en el país con la afiliación sindical más baja de Europa, los sindicalistas –la mayoría adormecidos por el calor del poder- logren sus objetivos. Sí, luego vendrá Pastrana y cía con la libreta colorá en la mano diciendo que fue un éxito y quienes no la secundaron unos fascistas. Pero el resto del año, esos fascistas están con el agua al cuello y su sindicato administrando subvenciones, liberando del trabajo a compañeros y manteniendo el negocio de la defensa del obrero. En honor a la verdad, aún quedan algunos solidarios y comprometidos con los demás, pero ya son una especie en vías de extinción.
Otro día comentaré mi experiencia con algunos nuevos sindicalistas. Quieren imponer a los demás ideas del XIX y para ellos sueldos del XXI. Por allí pululan, ociosos, en La Cañada. Cuando no están esquiando en Sierra Nevada, fotografían a los “compañeros” con voluntad propia con el único fin de “molestar”. Sujetos que, según sus doctrinas, los demás son negros o blancos, rubios o morenos, de Israel o de Palestina. No admiten matices… pero eso será otro día.
Hoy, con la huelga general del miércoles, me acuerdo de aquellos almerienses de hace un cuarto de siglo que en su sindicato no tenían ni para pagar el teléfono pero que usaban el diálogo, la razón y la modestia para exponer sus ideas a los demás. Esos sí que me gustaban.

No hay comentarios:

Publicar un comentario