sábado, 31 de diciembre de 2011

2012: Acción Mutante

Una de las cosas más raras que me encargaron, siendo director de un medio de comunicación, fue redactar, diseñar e imprimir un periódico especial para el rodaje de una película. Fue en 1992 y recuerdo que cuando me telefonearon desde la productora de Pedro Almodóvar para cerrar el acuerdo, a mi amigo y antiguo compañero Eduardo Simón y a mí nos subió un gusanillo por el cuerpo, mitad responsabilidad y mitad morbo por “salir” en “Acción Mutante” , la película de Álex de la Iglesia.
El caso es que cuando nos llegó el material gráfico para elaborar la primera página que aparecería en pantalla leímos la sinopsis de la película. Se trataba de las acciones vandálicas de una extraña mezcla de seres deformes y colonias espaciales donde se cantaban canciones de Massiel y se abastecían con cargueros espaciales que transportaban palitos de merluza.
Los dos nos partimos de risa: la extraña banda terrorista –llamada “Acción Mutante”- estaba formada por seres monstruosos que se vengaba a tiros y bombazos de los ciudadanos “pijos”, ricos o guapos. La banda sonora era del grupo madrileño “Def  Con Dos” y, una vez estrenada, “Acción Mutante” fue un éxito; la película, incluso, obtuvo tres premios Goya.
Evoco esta anécdota porque el film se rodó a principio de los años noventa, pero la acción se desarrollaba en 2012. Un lejano año desde aquella perspectiva temporal, en el que se suponía que –como en la película- en pleno siglo XXI habría seres humanos con capacidad regenerativa de sus tejidos, minusválidos con sillas de ruedas anti gravedad, sujetos híbridos dotados de fuerza extraordinaria y que los comunistas estaban reducidos a enanos jorobados, con tendencias masónicas y homosexuales. Así eran los personajes de la película; nada parecidos –afortunadamente- a los de la sociedad actual, si exceptuamos que el líder era un ciudadano super inteligente, muy culto, con acceso a toda la información y que a pesar de su metro y medio de altura administraba a sus súbditos con precisión y perspectivas de futuro.  
Pero, a lo que voy. Cuando vivíamos en las décadas de los setenta u ochenta, pensábamos que en el siglo XXI los platillos volantes sustituirían a los Seat, los toreros serían robots, comeríamos pastillas de colores en lugar de huevos fritos con ajos y media humanidad estaría desperdigada por tres o cuatro planetas del sistema solar, Plutón incluido. Y, ya ven, estamos en 2012 y seguimos echando gasolina a los coches, merendando en la Plaza de Toros, almorzando pollo con patatas y… eso de comprar una parcelita en Marte, como que no, que luego el Euribor sideral se dispara y la hipoteca se convierte en astronómica.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Lunes, por la mañana...

LUNES, por la mañana,/ sólo veo nubes, por la ventana, /y un mal rollo me sube, por la garganta, / con un fino hilo de luz loca/. Así canta "Estopa" la pésima fama que tienen los lunes. Cosechada, eso sí, desde hace siglos, los lunes gozan de mala prensa desde que se instauró el calendario gregoriano en 1582. Quizás por ello, el trabajador se venga convirtiéndolo en el día menos productivo de la semana, según reflejan las estadísticas del INE.

Los lunes han vuelto a las primeras páginas, gracias a Rajoy; pero el caso es que el anuncio del nuevo presidente del Gobierno de trasladar al primer día de la semana los festivos que caigan en laborables no es nuevo. Según han recordado algunos periodistas, que se documentan y saben buscar en los archivos, el primer Estatuto de los Trabajadores, que entró en vigor el 15 de marzo de 1980, recoge en su artículo 37, que «el Gobierno podrá trasladar a los lunes todas las fiestas de ámbito nacional que tengan lugar entre semana, salvo Navidad, Año Nuevo y 1 de mayo, y aquellas otras que por su arraigo local deben disfrutarse el día de su fecha».

¡Toma ya!; la norma no es tan original, lo que ocurre es que ningún gobierno en los últimos 31 años ha tenido la valentía de aplicarla, quizá para no molestar a los señores sindicalistas, tan preocupados ellos por el bien común de la clase obrera.

Pero, casualidades de los gobernantes, éso de convertir en fiesta muchos lunes del año llega al mismo tiempo que el proyecto madrileño de permitir a los comercios abrir las 24 horas, los 365 días del año. Es decir, esos lunes serán de fiesta, pero menos. Ahora me acuerdo de aquellos calendarios de los años setenta en los que el Jueves Santo venía la mitad del número en rojo y la otra mitad en negro, porque era laborable por la mañana y festivo por la tarde...

Sería buena idea recuperar esa grafía bicolor con esto de "los lunes al sol" por decreto. Muchos almanaques de mesa o de pared vienen -además de con la utilísima información de las fases de la Luna- con días en negro, en rojo y en verde, según sea laborable, festivo o fiesta autonómica, pero luego están las dos fiestas de cada municipio y, ahora, los lunes convertidos en no laborables. Total, un lío. Y, más embrollo aún, los de 2012 ya están impresos y repartidos, así que cualquiera se aclarará durante los próximos 52 lunes del año entrante. Pues nada, seguiremos cantando por Estopa: "Lunes, por la mañana,/ sólo veo nubes, por la ventana…"

lunes, 12 de diciembre de 2011

Muchas ganas de no hacer ná

Un día llegó a la casa un notificador de los juzgados. Ésos que, en los años ochenta, los vecinos de los barrios conflictivos de las grandes ciudades expulsaban a pedradas. Y vino para dejarnos en el buzón, porque subir a un segundo piso con ascensor suponía mucho esfuerzo, la  citación para un familiar. Le instaba a presentarse en uno de los juzgados justo al día siguiente y a una hora exactísima, bajo amenazas legales y reprimendas jurídicas en caso de no hacerlo. Todo correcto, salvo que la citación de esta “Justicia express” venía a nombre de un familiar fallecido hace más de quince años. “No lo sabrán, pensé, mientas bajaba el Paseo con el papel y la documentación que demostraba la imposibilidad de la comparecencia”.  Llevaba todo bien metido en una carpetita azul con gomillas, de ésas que siempre llevan en la mano los sin papeles para –supongo- guardarlos cuando se los den.
El caso es que al llegar a mi destino tuve que esperar un buen rato; la señora o señorita de la dependencia no había tomado posesión aún de su silla y revoloteaba, cual Gaviotín Lagunero, entre las mesas vacías de la habitación al compás del ring ring de los teléfonos. Cuando al fin osó atenderme y le expliqué el caso me respondió en segundos, con una frialdad e indiferencia que, pese al largo tiempo transcurrido, cuando lo recuerdo aún me provocan escalofríos. Me tuve que alegrar el día cantando “Herencia gitana”, de Ángela Molina; esa canción que dice que heredó de sus padres “Muchas ganas de no hacer "ná".
El caso es que he refrescado aquella vivencia cuando he leído en el periódico la noticia sobre la concentración de protesta de un grupillo de trabajadores de la nueva Ciudad de la Justicia. Instados por el mando sindical, se quejan de la distribución que han hecho sus jefes de los aparcamientos gratuitos en la carretera de Ronda. ¡Estoy con vosotros y vosotras, compañeros y compañeras…!
En una provincia con más del treinta por ciento de desempleo, con miles de familias comiendo de la caridad, con autónomos que cierran cada día su pequeño comercio ahogados por los impagados y con padres y madres con prestaciones ínfimas, la mejor prueba de solidaridad social es manifestarse en la calle –ahí, donde lo ve todo el mundo- porque no tienen plaza de aparcamiento gratis mientras trabajan. Con dos pares… Estas cosas se deberían arreglar en las cocinas de las administraciones y las concentraciones públicas dejarlas para, por ejemplo, protestar contra el atropello al ciudadano por citarlo para un juicio para dentro de dos años y medio… pero, claro, como de eso nadie tiene la culpa ¿contra quién se manifiestan?.