lunes, 27 de enero de 2014

Piedras y bicicletas


Mientras la provincia padece una tasa de paro inadmisible, espera aletargada la conclusión de las infraestructuras a medio construir y los partidos mayoritarios se pelean por cuestiones nimias, dos administraciones públicas nos sorprenden con acuerdos de risa; de mucha risa.

Por un lado, el Ayuntamiento almeriense de Gádor ha resuelto prohibir el lanzamiento de piedras dentro del término municipal. La multa a quien desobedezca las señales instaladas en varios parajes del pueblo ascenderá a 150 euros; según la teniente de alcalde, Lourdes Ramos, alguien se dedicaba a tirar piedras como diversión y Gádor es “una zona habitada donde viven personas”. Esta normativa me recuerda a una creativa actividad escolar de los niños de Primaria, que trata de inventar señales de tráfico que ellos, en su concepto del mundo, consideren útiles. He visto dibujadas señales tan originales como las de precaución por aproximarse a un recinto de conciertos al aire libre donde el artista que actúa puede distraer al conductor si canta mal; la de prohibido cazar medusas porque pican o una señal cuadrada de información advirtiendo que el conductor se aproxima a una zona de insectos y los bichitos pueden morir aplastados en el parabrisas. Si la edil Ramos hubiese participado en esa actividad infantil con “prohibido lanzar piedras porque es  una zona habitada donde viven personas” habría sacado, seguro, un “ampliamente superado”, que es como ahora califican a los pequeños.

Por otro lado, la consejera comunista del gobierno del Susanato, Elena Cortés, ha parido el Plan Andaluz de la Bicicleta (PAB), que prevé gastar 421 millones de euros en construir una red de 5.139 kilómetros de vías ciclistas en Andalucía. Va a ser verdad lo que denunciaba el portavoz de Infraestructuras del Partido Popular en la región, Jaime Raynaud: “ la Junta quería sustituir el vuelo entre Almería y Sevilla por un carril-bici”; tanto kilómetro no es sino para que lleguemos a Huelva, Córdoba o a Cádiz pedaleando por el Puerto de la Mora. El objetivo del plan de esta lumbrera no es otro que “promover el crecimiento sostenible y la economía verde y avanzar hacia un nuevo modelo productivo”; es decir, que viajemos en bicicleta como los vietnamitas o los chinos pobres y desterremos los contaminantes vehículos a motor. Pero, eso sí, nada dice de su coche oficial  que se lo pagamos entre todos. No seré yo quien critique a los ciclistas y a su maravilloso mundo del pedaleo, pero lo que me crispa es que me tomen por tonto y estos consejeros de prestado son expertos en considerarnos idiotas.

domingo, 19 de enero de 2014

Milenio y aniversarios

Almería cumple mil años y parece que no interesa mucho. El milenio de la ciudad llega sin que despierte entusiasmo en la ciudadanía. Bueno, sí ha calado en unos cuantos que están al tanto de los boletines oficiales para escudriñar ayudas con las que sufragar sus iniciativas culturales y sus proyectos asociativos y democráticos. Y el milenio es un argumento estupendo para organizar cosicas con las que salir en el periódico, pedir subvenciones a la administración y censurar al político de turno. No se puede dejar perder este feliz cumpleaños que nos regala el almanaque para salir en la foto. Pero me pregunto si ese inusitado interés es amor propio o por la ciudad.

Mil años son muchos, pero también lo son los que se cumplen de la reconquista de Almería por los Reyes Católicos o los que se celebran, desde 1502, por la aparición en Torregarcía de la Patrona, la Virgen del Mar. Yo, al menos, no he visto mucho afán por celebrar como se merecen ambos acontecimientos. Es más, hasta el alcalde ha apostado de forma definitiva por suplir la fiesta del 26 de diciembre, Día del Pendón, por un San Juan al que como población nada nos vincula, salvo el fervor de sus habitantes cristianos. Ya que este año se conmemora el 525º aniversario de la Toma de la ciudad habría estaría muy bien festejarlo de la forma más solemne, recuperando el día de fiesta local y potenciando su significado entre los más pequeños. Ya que el 500º aniversario pasó sin pena ni gloria, en un día infernal de lluvia (que se lo pregunten a la socialista Trini Cabeo que fue la concejala que portó el estandarte), sería bueno inculcar el significado de aquellas capitulaciones para no dejar diluir nuestra identidad ante modas y costumbres ajenas. Pero no; aquí da la impresión de que se buscan argumentos de celebración que sean para, no mejorar la imagen histórica de la ciudad, sino el caché social de unos cuantos individuos.

También, este año, se cumplen las bodas de plata de la primera visita a la capital de Don Juan Carlos y Doña Sofía como Reyes de España y nadie ha abierto el pico o, por aportar un dato más cultural que político, el 23 mayo se celebra el 125 aniversario del nacimiento del genial Maestro Padilla y, yo creo, pocos han reparado en la efeméride; la memoria del compositor y pianista almeriense parece petrificada, inamovible.

Ha tenido que ser un video conmemorativo de Cajamar Caja Rural el que nos ha recordado que hace medio siglo que se construyó el primer invernadero de la provincia porque si no, el aniversario pasa inadvertido; y eso que los cultivos bajo plástico sacaron a la provincia de la miseria. Así somos en Almería. Si miramos el calendario es porque tiene los números grandes. Del resto, ¡ya veremos!.

lunes, 6 de enero de 2014

La tubería


Durante estas fechas, decenas de historias personales o familiares de toda España se han publicado o emitido para, primero, informar, y después remover conciencias por el efecto solidario de la Navidad o Año Nuevo.

Familias que subsisten con una prestación recortada y se muestran felices porque está unida, padres que roban para que sacarles a sus hijos una sonrisa con el juguetillo hurtado o madres solteras que trabajan dieciséis  horas para recibir un sueldo mísero.

Pero, también, en estos días nos hemos encontrado con situaciones que, no por ser Navidad, dejan de repetirse durante el año: indigentes que duermen al raso, inmigrantes que malviven hacinados en un cobertizo con techo de plástico arrancado por el viento a un invernadero, ancianos ignorados por sus familias, muchachas obligadas a sus padres a prostituirse entre los caminos que bordean las fincas agrícolas… Estigmas, desatención, discriminación, exclusión.

Cáritas Diocesana ya denunció hace unos días que la situación en Almería es terrible y que miles de personas deambulan por la provincia sin un techo donde cobijarse dignamente. En situaciones de penuria humana debemos ser un mal ejemplo para el resto del Estado, cuando hace unos días vino expresamente Sonia Olea, responsable del Programa de Personas sin Hogar de Cáritas Española, para trabajar en los enclaves de Níjar y del Poniente donde malviven miles de extranjeros.

Cada persona tiene su propia historia cruel. Posiblemente, una de las más terribles ha sido la del indigente de Zaragoza que vivió durante cinco años en una tubería de un metro, bajo un puente, para apartarse del mundo. Quería no molestar, evitar que su familia sufriera viéndole languidecer por un cáncer.

Las imágenes del compañero indigente de tubería llorando su fallecimiento nos deben hacer reflexionar a todos. A todos los que, de una forma u otra, van de sobrados por la vida exigiendo a los demás lo que son incapaces de ofrecer, van exprimiendo a subordinados para enriquecer su ego ante el jefe o tratan a sus parientes como basura para aumentar su patrimonio. Todo por el euro.

Luis Huertas Castel –que así se llamaba- eligió vivir como las ratas y como cielo para su dolor se buscó una recóndita tubería bajo el río donde nadie le viera. Su trauma interno y su desarraigo fue una ofrenda de amor hacia los demás. Sufro para que no sufráis. Un héroe.

El mensaje que Cáritas lleva transmitiendo desde hace años tiene cada vez más significado: la desatención, la discriminación y la exclusión que sufren las personas sin hogar les impiden ejercer sus derechos fundamentales; su sola presencia, su forma de vivir o de estar, incomoda a la sociedad. Son los auténticos invisibles. Es evidente: el trato que un país da a sus ciudadanos más débiles refleja cómo cumple con los derechos humanos.