En periodismo, no existe nada peor que la muerte de un
profesional de la información. Pero si hay algo que se le asemeje es el cierre
de un medio de comunicación. Esta semana, desgraciadamente, en Almería hemos
tenido ambos casos. Primero, con la desaparición de una auténtica hemeroteca en
vida, como era Diego Domínguez Herrero, y 48 horas más tarde con el anuncio del
cierre de Canal Sí TV.
La triste noticia la difundieron casi en directo, en el Facebook
y Twitter, algunos de sus propios redactores, lo principales perjudicados. Principales,
porque hay otros: los ciudadanos, que pierden un capitel del pilar de su libertad.
Canal Sí cerró –casualidades- un 30 de noviembre, justo el mismo día que en 1998
se dejó de publicar el diario La Crónica. Entonces quedaron en la calle
magníficos periodistas que se han tenido que buscar la vida en las profesiones
más variopintas, pero con los dos cierres detecto en la sociedad almeriense
idéntica apatía y desidia por quedarse sin un altavoz de sus problemas. Los de
aquí somos así, ¡qué le vamos a hacer!, pero no deja de hervir la sangre que
muy pocos sean quienes se entristecen cuando un medio de comunicación deja de
sembrar libertad para los demás.
El germen de TV local que Maruja y su familia sembraron en
Aguadulce con Teleponiente y que, más tarde, se convirtió en Canal Sí deparó un
medio de comunicación serio y entregado a la provincia. Recuerdo que, en 1990,
el que fuera concejal Antonio Fernández Sáez (DEP) recurrió a nuestra amistad
porque la tele de Maruja no encontraba un periodista almeriense dispuesto a
poner la cara en sus primeros informativos.
El reto me gustó y aporté mi
trabajo durante bastante tiempo; la escasez de medios y de recursos se suplía
con la profesionalidad de sus trabajadores, algunos de los cuales han efectuado
completo el recorrido vital del medio.
Durante las últimas ocasiones en las que
colaboré con ellos –por expreso deseo de su director, David Baños- ratifiqué
desde dentro que se hacía una televisión de calidad y muy por encima del nivel profesional
de otras provincias. Lamento mucho que ahora esos técnicos, periodistas o
cámaras anden tristes por el varapalo profesional y preocupados por su incierto
futuro laboral.
La crisis está arruinando nuestra profesión pero, compañeros
de Canal Sí, mientras nos queden fuerzas tendremos que ampararnos en la
esperanza y pelear con nuestra arma de lucha más contundente: la pluma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario