jueves, 12 de abril de 2012

Vladivostok

La ciudad rusa de Vladivostok se ha puesto de moda en Almería y ahora sale por todos sitios. Hace unos días, el presidente de la Corporación de la capital, y senador del Reino de España, afirmó a cuento del soterramiento que el Gobierno de Mariano Rajoy no estaba en condiciones de invertir 250 millones de euros, “ni aquí ni en Vladivostok”.

Es evidente que Rodríguez-Comendador quería ejemplificar con esta frase que no hay un duro no sólo para soterrar las vías del tren de Almería, sino para ninguna obra similar en todo el Estado español y por mucho que nos duela, tras varias décadas de espera.

Hizo bien el alcalde en poner como ciudad comparativa del recorte presupuestario a esta localidad de la Rusia más oriental y a 14.099 kilómetros de Almería, porque de haber mencionado otra población española –como Puerto Real, sin necesidad de ir tan lejos- habría creado suspicacias innecesarias. “Fíjate el alcalde” (diría la leal oposición, en su siempre sincero ánimo de crítica constructiva) se preocupa más por un pueblo de Cádiz que en lo que necesitamos en Almería…”

Además, el alcalde nos ha dado un repasillo a nuestros conocimientos de geografía europea porque, sinceramente, de Vladivostok más bien poco sabemos los almerienses, aunque, ahora que lo pienso, tampoco nos hace mucha falta saber que esta población se encuentra ubicada muy próxima a la frontera rusa con China y Corea del Norte.

Pero hete aquí que Luis Rogelio menciona Vladivostok en sus declaraciones políticas y, cuatro días después, la Policía Nacional de Almería detiene a varias personas acusadas de integrar una organización criminal dedicada al tráfico de mujeres de nacionalidad rusa, a las que captaban a través de engaños para ejercer la prostitución. ¿Y saben de dónde procedían estas personas? Sí: de Vladivostok.

Ya he leído por ahí, de forma bastante malintencionada, que el alcalde sabía de la presencia en Almería de mujeres procedentes de Vladivostok y que, quizá, por eso se le escapó el nombre de la ciudad cuando se refería al soterramiento. Nunca me ha gustado ese tipo de artimañas panfletarias relacionadas con la prostitución, las drogas o cualquier delito para desprestigiar a un político… y mira que en mis treinta años de profesión he leído cosas parecidas. Pero nada, no tenemos remedio.

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