viernes, 16 de septiembre de 2011

El mar de plástico

Yo no he subido en cohete, pero quienes sí dicen que desde el espacio se ve el mar de plástico que conforman los invernaderos de la provincia. Claro, habrá que saber desde qué distancia, porque si la referencia es el google maps está claro que se verá hasta el color del bañador de mis vecinas cuando están bañándose en la piscina. Las miles de hectáreas de plástico ha dado para muchas, si no investigaciones, conversaciones sin fundamento; pero, eso sí, graciosas. Yo escuché a un científico, con dos folios en la mano llenos de raices cuadradas, fórmulas y números, que las cubiertas plásticas de los invernaderos hacían rebajar la temperatura ambiental del Poniente almeriense hasta grado y medio. Bueno, no es mucho si tenemos en cuenta la solanera que cae en julio y agosto en esos campos de Dios y si en lugar de 40 grados tienen 38 y medio pues algo es algo... También he tenido referencias de que los reflejos de los techos plásticos de los invernaderos dañaban la vista de los pilotos de avión -serán los de Ryanair que no llevan gafas de sol para ahorrar costes-; incluso hay estudios personales de cómo el plástico afecta a la radiación de la furgoneta del agricultor que, con los cristales cerrados, permanece allí estacionada. En fin, un sinfín de tonterías en las que la gente malgasta el tiempo y algunas administraciones el dinero.
Lo que sí es un verdadero mar de plástico, que además da vergüenza, es cómo queda el campo de batalla después de un mercadillo. Sí, esos populares puntos de venta ambulantes en los que te encuentras un jilguero en su jaula o sandías de diez kilos. Vayan un martes sobre las dos de la tarde al recinto del estadio de los Juegos Mediterráneos o un domingo a la antigua carretera de Retamar, junto a El Alquián. Hay plásticos sueltos, volando y tirados como para cubrir tres hectáreas de invernaderos. No se si estos residuos de los vendedores ambulantes y sus clientes se verán desde la Luna, pero desde luego quienes ensucian así la ciudad habría que mandarlos a otra órbita.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Fresquito

El ciclista que gane el 11-S la Vuelta a España lucirá un maillot rojo que le distinguirá entre el resto de corredores. Lo que digo es de perogrullo para quienes dominan la actualidad de este deporte, pero viendo los tumbos que ha dado color de la camiseta del primer clasificado, para muchos lectores puede ser una información útil. Antes, el líder de la Vuelta lucía el color amarillo; más tarde lo denominaron oro y, ahora, el rojo es el seleccionado. Bueno, pues entre los logos que lleva ese maillot hay uno que comparte con la Selección de Fútbol: "Ahorra energía". Habrán visto el anuncio en TV de los futbolistas de la roja animando a los ciudadanos para que apaguen las luces de sus casas, suban los grados del aire acondicionado y no malgasten luz. También, entre los pocos anuncios que se imprimen en la prensa escrita, el auto denominado "Gobierno de España" nos pide ahorrar energía. Incluso los medios más afines a ZP le dieron cancha al, en otro tiempo, denigrado Bush cuando afirmó que si los americanos pintaban los techos de sus casas de blanco, en todas las ciudades, se podría ahorrar mucha energía. Aquí, en Almería vas a renovar tu DNI a la Comisaría y las recomendaciones del gobierno se llevan a rajatabla y, aún con aire acondicionado, pagas la tasa por el "deneí" chorreando de sudor.
Pues con esta inversión de miles y miles de euros en campañas para ahorrar energía, viene a la feria de Almería la jefa de los jefes de todos los funcionarios y asegura que nuestras fiestas están muy bien pero.... ¡que habría que tener el aire acondicionado de las casetas más fuerte para que de más fresquito.! Coherencia, que le llaman.