martes, 31 de mayo de 2011

La leona del Zapillo

No; no me refiero con el titular "La leona del Zapillo" a aquellas sacrificadas mujeres del barrio que, a mediados del siglo pasado, sacaban sus familias adelante con los cuatro duros que reportaban las barquillas de pesca de sus maridos. Tampoco a las hoy, nietas de aquellas, que con la mísera paga de 426 euros de zp -ya creo que se merece que lo escribamos en minúscula- tienen que multiplicar el ingenio para vivir. Éstas señoras, más que leonas, son las verdaderas reinas de la selva en la que nos han metido. Con "La leona del Zapillo" me refiero, sencillamente, a un suceso del 30 de agosto de 1976, cuando uno de los animales salvajes del circo Bruxelas -una leona, exactamente- se escapó de su jaula y se paseó por las calles del Zapillo durante horas. El pobre animal no mordió ni hirió a nadie, -quizá más acostumbrado a hacer reír a los niños que los propios humanos- pero se levantó tal polvareda en la ciudad que la fuga terminó con el mamífero abatido a tiros en un paraje de la vega y el circo con una jaula vacía.
Hace un tiempo subí a "La Almería Perdida" del Face el titular del suceso, sacado de un amarillento periódico de la época, y hubo amigos que reconocieron que, siendo pequeños, fue tal el pavor ciudadano que sus padres o tíos fueron a recogerlos a la playa escopeta en mano, por si se cruzaban con la bestia.
Treinta y cinco años después, leo que el área de Turismo del Ayuntamiento ha recuperado la fuga, pánico y muerte de la leona perdida del Circo Bruxelas y ha teatralizado el hecho en las visitas guiadas. Buena iniciativa ésa de recordar nuestro pasado, pero lo cierto es que me ronronea una curiosidad: ¿Quién hará de leona?.

martes, 24 de mayo de 2011

Los 18

Dice Luis Rogelio que con los 18 concejales obtenidos por su lista en la capital, el PP ha tocado techo. No le falta razón y, en estos tiempos de alegrías y tristezas electorales, hace bien en no marcharse por los extremos con perspectivas de futuro imposibles. Cuantificar el techo en 18 ediles de 27 posibles, es todo un señor techo muy muy alto que, ya veremos -quizás nosotros no-, quién vuelve a repetir en las próximas décadas. Hasta ahora, aquí, en Almería, cuando la Junta Electoral convocaba elecciones, sin pegada de carteles ni playas para mascotas que llevarse a la campaña, sólo con el voto fiel, PP y PSOE partían con ocho concejales fijos e IU con uno. Con 17 concejalías repartidas "pasara lo que pasara", eran diez los puestos que -casi siempre y como máximo- había que pelear. Ahí están las estadísticas.  El socialista Santiago Martínez Cabrejas ya alcanzó el 8 de mayo de 1983 esos 18 ediles, amparado -eso sí- en la corriente del cambio que impulsó Felipe, dejando a la coalición AP-PDP-PL (el hoy PP) con sólo 8. Pero el PSOE en 1987, 1991 y 1999 gobernó con 12 ediles o el PP en 1995 con 14. Aquella legislatura de 1983-87 -la de los 18 concejales del PSOE- fue un suplicio para los periodistas críticos y un auténtico rodillo en la gestión de la ciudad, donde el debate en los Plenos se limitaba a sumar quién tenía la mayoría. Los tiempos y los talantes son bien distintos aunque, seguro, que hasta el 2015 habrá situaciones complejas en la que habrá que echar mano de las cuentas. Finalmente, auguro que la lista popular de la capital correrá hacia abajo como la pólvora cuando -a lo más el año próximo- el PP obtenga nuevas administraciones que gobernar y, de paso, mejores puestos que nombrar. Sí, han salido 18 pero hay 6 ó 7 que se quedaron fuera y no apagarán el móvil.

jueves, 19 de mayo de 2011

Las cosas del 2.0

Cuando escucho a los altos dirigentes de la Junta de Andalucía hablar a boca llena, y en Canal Sur, de la Administración Electrónica -así, con mayúscula como ellos la escriben- me parto de risa. Nos quieren hacer creer que con Griñán 2.0 al frente del gobiernito andaluz, el contribuyente obtiene el resultado de sus gestiones a golpe de click. Quizá para pagar impuestos o tasas sí te aceleren el ingreso con la gestión por la red, pero para otras peticiones, la llevamos clara. Cuando nació mi hijo mayor y nos obligaron presentar en el ambulatorio un cartapacio lleno de papeles para que le concedieran su tarjeta sanitaria, tuvimos que esperar 18 meses para tenerla en el bolsillo; a cada reclamación por el retraso nos decían que los papeles -símbolo claro de la Administración Electrónica- se habían perdido y que entregáramos otros bien sellados y firmados.  Un día, año y medio después, la tajeta apareció en el buzón de la casa.
Ahora he sido yo quien se ha enfrentado a la Administración Electrónica y mi nueva identificación sanitaria ha tardado, sólo, cuatro meses en llegar. Mejoramos, ciertamente. Tu vas a una entidad de crédito a solicitar una tarjeta y a los cuatro días estás operando con ella; incluso te la ofrecen personalizada, con la foto de tu mascota, de tu coche o de tu suegra.
Una simple receta -otro icono de la Administración Electrónica- para comprar unas plantillas requiere de un complicado proceso y una larga pérdida de tiempo en ir al médico de cabecera, esperar mes y día para el especialista y después perder una mañana para que un funcionario de la Bola Azul, que recibe al usuario protestando porque le han congelado el sueldo, le ponga un sello. El 2.0 tiene éso.