No se le ha ocurrido otra cosa al Ayuntamiento de Almería que abrir el plazo de pago voluntario del Impuesto de Bienes Inmuebles (antigua Contribución) el día de la fiesta de la Cruz. Todo un simbólico guiño al contribuyente que, en este ejercicio, ha sido castigado con una subida del 11%. Eso sí que es una cruz. Así es nuestro Consistorio: las viviendas y locales comerciales cada vez valen menos y el PP cada año cobra más. Durante el pasado ejercicio el incremento del impuesto fue casi inapreciable, pero en 2013 se han sacado de la manga un subidón de padre y muy alcalde mío. Y lo más gracioso es que, en vísperas de lanzar a los buzones de los ciudadanos el regalito del pago, anunciaron a bombo y platillo que bajarían el IBI… en 2014. Es decir, primero lo subo más de un once por ciento y, luego, en vísperas de año electoral lo bajo un poquillo y lo vendo como Dios.
Esta Corporación se está caracterizando, por el contrario de
las anteriores que invirtieron y mucho en la ciudad, por su desmedido afán
recaudatorio. Hay tasas e impuestos por todo, de todo y para todo. Miras el
listado del calendario fiscal del año y
se te caen los pies al suelo; eso, además de las tasillas por cuestiones
cotidianas. Ya pasó en la legislatura de 1983, cuando el PSOE también gobernó con
la prepotencia de 18 concejales. Las tasas e impuestos se dispararon de una forma
desmesurada. Los socialistas nos exprimieron tanto en aquellos cuatro años que
no volvieron a obtener jamás ese número de ediles. Debe ser cosa de las
mayorías absolutas aplastantes…
Pues, en este Ayuntamiento del alcalde-senador tampoco van a
la zaga en su locura impositiva. Con claras instrucciones a sus adiestrados funcionarios
del área de Hacienda “hay que recaudar, recaudar y recaudar”, la ciudad se está
deteriorando pero los depósitos bancarios del consistorio brillan con el
esplendor de los millones de euros.
Tras la original idea de empezar a cobrar el IBI el Día de la
Cruz y ya que la excelsa edil de Hacienda, Rafael Abad Vivas-Pérez, quiere
sacarnos hasta el tuétano le propongo un nuevo ingreso extraordinario: Todo
ciudadano que pise dependencias municipales deberá abonar una tasa por uso y
desgaste de losa. Eso sí, para hacer el pago más llevadero podrían vestir de
maya a la concejala Carolina Lafita, sentarla en una silla de nea y, en la
Plaza Vieja, los ediles Carlitos Sánchez con una guitarrilla sin cuerdas y Manolico
Guzmán vestido de flamenco que pidan “una pesetica pá la maya municipá”. Pagar
esa tasa sí que sería divertido.